lunes, 31 de enero de 2011

LA INHUMANIDAD DE "ALGUNAS" EMPRESAS

Corren tiempos difíciles, no es una afirmación que vaya a sorprender a nadie. La crisis golpea sin piedad, y más a los más débiles.

El poder omnímodo que se atribuían al altar y el trono en el medievo o a la razón en el siglo de las luces se atribuye ahora a ese intangible que denominan mercado, y que en realidad deberíamos llamarlo como siempre se le ha llamado, es decir, capitalismo. Parece ser que en aras a tranquilizarlo deben hacerse todo tipo se sacrificios humanos, y sin límite, porque el tal mercado resultó ser insaciable, todo sacrificio le parece poco. ¿Recuerdan los sacrificios de los aztecas extrayendo el corazón vivo a sus víctimas, con cuchillos de pedernal, so pretexto de ofrecerlo a sus divinidades?

Pero las evidencias parecen demostrar que tal sacrifio es inútil y la estrategia de intentar tranquilizar al mercado, es decir al capitalismo es, cuando menos, ineficaz. Para lo único que sirve es como tapadera para que unos pocos inmorales y sin escrúpulos especuladores continúen enriqueciéndose aún más, y lo que es peor, queriendo continuar con tal sangría.

Pero si los hechos demuestran hasta la saciedad que tales estrategias son ineficaces, me surgen dos dudas tontas. Primera, ¿hasta cuando la impunidad de los gurús, "desgobernantes", y demás personajillos que aseguraron que esas eran las soluciones (máxime cuando lo hacen con dinero ajeno)?. Segunda, ¿hasta cuando vamos a persistir con idénticas medidas, que nos llevarán que idénticos resultados?. ¿No es triste que esto ya lo predijera Groucho Marx?. ¿Cuando vamos a buscar medidas distintas?. ¿No habremos enterrado precipitadamente al otro Marx, Carlos, y lo único cierto sea que por esta senda vamos a acabar siendo víctimas de las contradiciones internas del sistema?.

Evidentemente yo no tengo las respuestas a estas preguntas. Si las tuviera, pueden estar todos ustedes seguros, que ya se las habría dado. Pero de lo que estoy convencido es que tenemos que ponernos a trabajar en ello de alguna manera, y no limitarnos a lamentaciones de café. Nuestra conciencia, el que la tenga, nos lo demanda.

En la actualidad hay un grupo de empresas, las farmacéuticas, que están realizando prácticas que podemos calificar de inhumanas. Ya sabemos que estas, y no solo las grandes  multinacionales, se escudan, para tratar de "vendernos la moto", en que crean no se cuantos puesto de trabajo y que con su investigación la medicina avanza y se salvan vidas. ¡Qué falta de originalidad en ambas excusas!. No olvidemos que en el fondo no son ONGs sino sociedades anónimas con consejos de administración a cuyos accionistas carroñeros lo único que les importa son los beneficios. Y por ello están dispuestos a lo que sea. Ejemplos tenemos muchos a lo largo de la historia lejana y reciente.

Un ejemplo, el caso de la talidomida. Al respecto recomiendo la lectura delibro de Miguel Jara (2007). «Holocausto Talidomida (El Regreso)». Traficantes de salud: cómo nos venden medicamentos peligrosos y juegan con la enfermedad. Barcelona: Icaria Editorial. En dicho libro, por cierto, se habla no solo del caso de la talidomida, originariamente de los laboratorios Chemia Grünenthal, sino de otras muchas "insanas" maniobras producidas por múltiples multinacionales (colocadas por órden alfabético) que, como decíamos antes, no dudaron en poner en peligro la vida de millones de personas si es que eso les reportaba a sus despiadados accionistas millones de dólares.

Volviendo a la talidomida, la página http://medtempus.com/archives/la-catastrofe-de-la-talidomida/ cuenta de un modo detallado la cruel historia de la misma, e incluso como la citada Chemia Grünenthal, aún a sabiendas de la posibilidad del daño, siguió adelante sin el menor escrúpulo.

Pues bien, estas empresas mientras están reportando ante sus accionistas y en las páginas web y otros medios de comunicación beneficios millonarios, están despidiendo a trabajadores que les fueron fieles durante décadas, mediante el sistema del ERE, con la complicidad de unos políticos que se dicen socialistas y que la realidad muestra que solo defienden a los empresarios, una judicatura ad hoc que en este sentido traga de todo, y unos sindicatos de los que mejor no hablar, y lo que es peor, con una serie de estrategias que hace que gran parte de sus indemnizaciones sean pagadas con dinero público.

Es decir, la crisis la crea el capital con su especulación, nos mandan al paro, nos bajan los sueldos, pero sus ganacias hay que mantenerlas e incrementarlas con nuestro dinero. La actualización de la ley del embudo: Los beneficios son privados, las pérdidas son públicas.

¿Hasta cuando esta indiferencia cívica impedirá que nos organicemos a pesar de los políticos?