domingo, 21 de febrero de 2010

¡QUE LA REUNIÓN CONTINÚE!


La amistad puede manifestarse en múltiples formas. Una de ellas es compartiendo la charla y el intercambio de pareceres libres, sinceros, respetuoso y en algunas ocasiones milagrosamente hasta sosegados.

Cuando esto se produce “a múltiples bandas”, puede ser una tertulia, institución a la que se le reconoce su origen español.

Si una apresurada aproximación localiza ya una valenciana en 1591, en Oviedo también como en tantos y tantos otros sitios, esta sana costumbre goza de dilatada tradición, y ya se encuentran documentadas las famosas de la celda del P. Feijoo a partir de 1721.

Sin documentación escrita, pero avalada por la sabia tradición oral popular, a la afamada tertulia “Viva D. José” se le atribuyen al menos unos 200 años, habiendo pasado por ella las más preclaras, eruditas y discutidoras cabezas (y el resto del cuerpo también, claro está) de estos y otros muchos pagos.

Especial veneración se guarda al recuerdo del paso por la misma de D. José Ortega y Gasset, lo que parece tener mucho que ver con la denominación actual de la tertulia. No se puede decir lo mismo de otros Pepes y Pepas, cuya cortesía dejó mucho que desear, y que, por no caer en su mismo error, no son citados.

Preñados de generosidad, los afortunados herederos de tan rancia tradición no quieren escatimar al resto de la humanidad todo el goce alcanzado en sus reuniones. Por ello, aprovechando la magia que significan las modernas tecnologías de la comunicación, quieren ampliar de un modo virtual los límites de su siempre acogedor cenáculo urbi et orbi.

Estáis pues invitados a encontrarnos en el ciberespacio. Las normas son muy sencillas: prolongaremos el intercambio de pareceres sobre los temas abordados en las reuniones presenciales, o sobre todos aquellos que cualquier cibertertuliano quiera plantear, con los únicos límites que marca la caballerosidad.

¡Bienvenidos, y que la reunión continúe!.

Fdo.: El Avisador.